¿Qué es un trastorno de personalidad?

     Existen diferentes formas de conceptualizar el trastorno de personalidad. Tanto en páginas de internet o en libros se puede encontrar variada información al respecto. Bibliografías tales como la Clasificación Internacional de Enfermedades CIE 10, o el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales DSM-V, utilizan definiciones mucho más descriptivas, que nos parecen más útiles en el ámbito de la investigación, pero no tanto para poder diseñar un tratamiento óptimo. Es por eso que nosotros como centro, utilizamos las definiciones y conceptos acuñados por Otto Kernberg y Peter Fonagy, ambos profesionales con vasta experiencia en el tema y conocidos a nivel mundial.

          Debemos comenzar diciendo que personalidad es el conjunto de las características psicológicas y cognitivas, que constituyen la forma de ser de una persona. Es el conjunto de rasgos conductuales, de pensamiento y emocionales que caracterizan y definen a una persona en su vida cotidiana. Cuando estos rasgos son inflexibles, desadaptativos y hacen sufrir a la persona, podemos hablar de un trastorno de personalidad. En algunos casos, es posible que el paciente no se dé cuenta de que tiene un trastorno de personalidad porque su manera de pensar y comportarse le parece natural. Y es posible que culpe a los demás por los problemas que se le presentan.

¿Qué características tiene una persona con trastorno de personalidad?

          Los patrones de comportamiento de las personas con trastorno de personalidad, se manifiestan en la manera de percibirse e interpretarse a sí mismo (difusión de identidad), a otras personas, y a los acontecimientos (función reflexiva); en la amplitud, intensidad, labilidad e idoneidad de la respuesta emocional; en la forma de relacionarse con otros (confianza epistémica); en el control de los impulsos (conductas agresivas o destructivas) y en la dificultad para adaptarse sobre todo bajo situaciones de estrés.

Difusión de Identidad

           Otto Kernberg considera que la característica principal de los pacientes que sufren de trastorno de personalidad es la “difusión de identidad” (Kernberg, Structural Diagnosis, 1984). Esto implica que las personas que lo sufren tienen una visión de sí mismos y de los otros, parcial o no integrada, es decir, no hay una integración de los distintos aspectos de la persona que le permitan tener una visión completa.

          La difusión de identidad tiene consecuencias graves en el bienestar de las personas, algunas de estas son:

- No tienen una noción clara de sí mismo y los demás.
- No reconocen sus habilidades pero tampoco sus dificultades y la gravedad de éstas.
- No tienen una noción clara de lo que quieren, dejándose llevar por satisfacciones inmediatas por lo que rara vez pueden persistir en tareas a largo plazo.
- Presentan serias dificultades para conocer a un otro en sus aspectos centrales, por ello les cuesta mucho confiar en los otros e incluso en sí mismos. Es natural que cuando no se conoce al otro, se desconfíe, pero muchas veces para lidiar y manejar esta desconfianza se tiende a idealizar a los otros, o a los terapeutas, ya que la difusión de identidad no les permite integrar los distintos aspectos del otro, por tanto no pueden hacerse una idea clara y completa de las otra persona.

Función reflexiva

         Según Peter Fonagy, la función reflexiva es la capacidad de darse cuenta emocional y racionalmente que tenemos una mente que media entre el mundo exterior y la percepción de este. Lo cual nos permite darnos cuenta de que lo que sentimos como real no necesariamente es real, es solo una interpretación de lo que “está afuera”.

          Esta capacidad tiende a fallar cuando se activan relaciones relativamente profundas (relación de apego). En el caso de las personas que presentan difusión de identidad, esta alteración se presenta más fácilmente y tienden a tener mayores dificultades para recuperar esta función.

¿Puede alguien con trastorno de personalidad tener además otros trastornos?

          Si, el trastorno de personalidad usualmente va acompañado de otros trastornos. Los más frecuentes son depresión, trastornos de la alimentación y abuso de sustancias.

¿Qué pasa si el paciente no quiere buscar ayuda?

          Las características de una persona que es diagnosticada de trastorno de personalidad antes descrita tienen un impacto significativo en el ingreso y la adherencia a los tratamientos, las cuales son muy importantes de tener en cuenta a la hora de iniciar un proceso terapéutico. Algunas de estas son:

1- El no tener una noción clara de sus dificultades y la gravedad de éstas, implica que demoren mucho tiempo en consultar, piden horas y luego no asisten, minimizan la gravedad de sus alteraciones al punto de no interesarles la opinión de los profesionales respecto a su problema. La minimización hace que tomen sus tratamientos con poca seriedad, no siguen las indicaciones de acuerdo con lo prescrito o tienden a faltar regularmente a las sesiones, lo que merma de manera significativa la eficacia del tratamiento, cansa a sus tratantes y personal administrativo.

2- El no tener una noción clara de lo que quieren para sus vidas o que sus objetivos se presenten de manera contradictoria sin que ellos mismos a veces se percaten de ello, implica una disminución significativa en la capacidad de tolerar las frustraciones, mientras menos claro está lo que se quiere, menos frustraciones se toleran y se abandona la tarea. Así mismo tienden a esperar resultados rápidos y concretos, lo cual muchas veces no es posible. El proceso terapéutico si bien realiza intervenciones iniciales concretas y rápidas para disminuir el riesgo de los pacientes, su objetivo principal es intervenir en las dificultades que están a la base como las mencionadas anteriormente con la finalidad de estimular la función reflexiva y la integración de la identidad, cuyos resultados no son visibles a corto plazo ni de manera tan concreta. Cuando no obtienen lo que esperan se molestan y buscan conseguir de otras formas lo que creen desear, con la sensación de que lo que los terapeutas ofrecen no es lo adecuado.

3- La falla de la función reflexiva que se activa en las relaciones y por tanto también se manifiesta en la relación con el terapeuta, implica que se produzcan frecuentemente malos entendidos cuando el tratante le da un sentido distinto a lo que el paciente piensa sobre lo que le pasa. Muchas veces la única forma de sentirse entendidos es estar completamente de acuerdo con ellos. Sin función reflexiva es difícil percibir que el tratante sólo está dándole una visión distinta. Como consecuencia abandonan los tratamientos (o siguen asistiendo sin estar implicados en estos)

4- La falta de confianza básica, que muchas veces pasa inadvertida para los pacientes, implica muchas veces que las personas tiendan a evitar el contacto con sus tratantes, por ello a veces buscan ayuda demasiado tarde o utilizan otros medios que suelen ser muy destructivos tales como autoagresiones, drogas, etc. Esto mismo implica que a veces solo soliciten ayuda para problemas muy acotados, que en cuanto se resuelven implican el abandono del tratamiento. Otra forma de manifestación de la desconfianza es seguir parcialmente las indicaciones de los tratantes, sin discutirlas, no adhieren a la psicoterapia, no acogen indicaciones psicosociales o toman los medicamentos a su discreción.

¿Cuál es el tratamiento?

          En nuestro centro contamos con distintos tratamientos los cuales puede revisar en el área de Prestaciones. Los objetivos de estos programas son: proveer de estructura que permita contener emocionalmente y organizar al paciente; favorecer el desarrollo de la motivación por ocupaciones tanto en lo que respecta a las áreas de interés como a las áreas productivas; brindar al paciente herramientas que le permitan superar de mejor manera crisis emocionales y por ende disminuir la presencia de conductas de riesgo además de conductas auto agresivas; favorecer la reflexión y el conocimiento de sí mismo contribuyendo a una mejor adaptación al medio; y facilitar la adherencia a tratamientos de menor intensidad que tienen como objetivos resolver la raíz de los problemas del paciente. Todos nuestros programas son de carácter multidisciplinario, trabajando con profesionales como psicólogos, médicos psiquiatras, y terapeutas ocupacionales, pudiendo así abarcar todas las áreas del paciente y pudiendo trabajar de manera más completa en función de sus dificultades y sus potencialidades.

          En los pacientes con más dificultades, menor conciencia de sus problemas y mayores problemas de adherencia se trabaja con la familia para que ésta pueda ayudar a mantener al paciente en tratamiento y/o pueda hacer cosas en beneficio del paciente que los tratantes no pueden hacer por sí solos